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  A.C. P. 'El Risco'
  Monasterio de Nuestra Señora del Risco
 

Monasterio de Nuestra Señora del Risco


Historia


En el siglo XIV, año 1320, en la parte de la solana de la Sierra de Ávila, por encima de Amavida, un pastor encontró la imagen de la Virgen del Risco en una cueva cuando iba buscando una cabra que se le había perdido (se dice que era una imagen de la virgen de las angustias guardada en la oquedad por cristianos en tiempos de la reconquista musulmana para que no fuera destruida por los infieles), la Virgen se apoya en una cruz y tiene entre sus brazos a su Hijo muerto.


La Virgen con el Niño,
de Petrus Christus,

cuadro que perteneció al
Monasterio y que
con la Desamortización

pasó al Museo de la Trinidad
y tras la supresión de este al
Prado, en el que se
expone en la actualidad.



Entre las piedras donde se encontró, fray Francisco de la Parra erigió en 1504 una pequeña ermita bajo la abvocación de la Virgen de las Angustias, denominándola Nuestra Señora del Risco.
El padre Francisco, que había dirigido las más importantes casas agustinas de Castilla, decidió retirarse al eremitario risqueño para pasar en él sus últimos días, pero dado su espíritu emprendedor no dudó en solicitar al señor de Villatoro y al obispo Ruiz que le concediesen autorización para crear en el lugar un convento.

De esta manera años más tarde, en 1530, la ermita se transformo en un convento de la orden de San Agustín, cuya construcción en un gótico tardío nos recuerda por sus formas el estilo herreriano.


Fray Francisco de la Parra junto con otros monjes calzados consiguieron que el convento se convirtiera en un centro importante de peregrinación, con una hospedería para todos los peregrinos y pobres que hasta allí llegaban.

El 15 de diciembre de 1564, el cuarto prior Antonio de Priego consiguió, previo consentimiento del obispo de Avila J. Bernardo de Fresneda y el provisor D. Antonio Hernández, que les dieran licencia para que "pudieran pedir limosna en todo el obispado". Desde ese momento el convento agustino del Risco, se convertirá no solo en un lugar de meditación y peregrinación, sino también en un lugar receptor de riqueza que pronto por su rápido desarrollo económico tuvo una decisiva influencia en la comarca.


El monasterio tenía iglesia, claustro, residencia para los monjes, mirador, terrazas para el cultivo, hospedería para peregrinos, establos, almacenes y una buena red de abastecimiento de agua y caminos de acceso.

Al inicio del 
siglo XVII, la cabaña ganadera propiedad del convento del Risco era relativamente importante
(llegando a tener una cabaña de más de 5.000 ovejas que trashumaban hasta las dehesas de Extremadura), pero sus actividades financieras no se limitaban en exclusiva a esta explotación, sino que abarcaban otras como la agrícola e industrial.


Están documentadas sus posesiones a partir del siglo XVII, con propiedades agrícolas y ganaderas así como sus relaciones y pleitos con otros monasterios, con la Mesta, con los Duques de Alba y con varios pleitos. Felipe II, en 1585 le otorgó la exención de pagos de montazgo.

La iglesia fue renovada a finales del siglo XVII, en 1776 se levantó su magnífica torre y en 1791 se añadieron retablos neoclásicos a las naves del templo.

Su decadencia comenzó en el siglo XIX. Fue lugar de reunión de guerrilleros durante la Guerra de la Independencia y sufrió los efectos de la ocupación francesa. 
A partir de entonces sólo quedaron algunos monjes y en el año 1835 se vio afectado por el decreto de exclaustración de conventos que no tuviesen un mínimo de doce religiosos.

Después sufriría los efectos de la desamortización y su deterioro con el tiempo. Tras la desamortización de Mendizábal, en 1.843 y 1.844, las fincas del monasterio son vendidas.


 El Risco y la Mesta



Los ganados del Risco participaban en la 
trashumancia, pero las más de la veces los ganados risqueños se desplazaban en distancias cortas: Campo Arañuelo y especialmente la dehesa de Fuente el Caño en GálvezToledo.
Es evidente que los frailes del Risco estaban integrados en la organización 
mesteña, a ella recurrían cuando se hacía necesario la defensa de sus intereses, y al igual que el resto de sus ganaderos contribuían con su aportación a mantenerla.
Está documentado para los pueblos de la comunidad y comarcanos el pago de la 
mestilla, pero el Risco además de las aportaciones que eran habituales para el mantenimiento del Honrado Concejo de la Mesta, participaba con una aportación que como gratitud del Consejo de la Mesta hacia al rey en momentos de necesidad. Así en 1793 se acordó que la contribución del Honrado Consejo debería de ser un cuento (un millón de reales) en cuatro años, por lo que se pasó al Risco la solicitud para que hiciese efectiva su cuota correspondiente, en estos términos:

"...abone al tesoro de la Comunidad lo que le corresponde según su número de ganados de todas las especies que tenga, por la cual remitirá a V.R. una relación firmada y jurada con la individualdad, y especificando que proviene la misma institución, la que deberá examinarse y reconocerse por el contador D. Gregorio Ángel López, a quien tengo comisionado para la cobranza, y con cuya intervención se dará por el Tesoro el correspondiente recibo."


El Risco y la Desamortización



El esplendor de este enclave todavía queda patente en sus grandes y fuertes muros, al menos en los que aún quedan en pie después de sufrir, desde mediados del siglo XIX, el tremendo golpe de la desamortización. Éste fue el punto de inflexión, como en tantos otros casos de patrimonio eclesiástico, y a partir del mismo comenzó su ruina. Hasta entonces, cubierto de gloria, en este monasterio lleno de vida guardaban animales domésticos y cultivaban sus huertas orientadas al mediodía.

Durante el perido de desamortización, en octubre de 1835, el Monasterio fue abandonado por los religiosos.


En el año 1843, la finca de 11 Hectareas se vende por un precio de 101.000 reales siendo sus adquirientes Juan Torres y Pascual Fidalgo.

Mas tarde durante el mismo año se subasta el convento en 22.000 reales: Se anuncia la subasta del edificio que fue convento de Angustinos, que solo existen las paredes y es de sillería la fachada principal, las esquinas de todo el edificio y de la torre, la cual se halla sin menor detrimento, y 6 vigas de 36 pies de largo y 4 de grueso. 
Y el 30 de Mayo del mismo año el convento vuelve a salir de nuevo a subasta: Se ignoran las razones y quien fue el comprador, pero sin duda fue el funcionario que realizó las anotaciones de la subasta, puesto que el libro de la adjudicación figura puesto a mano "YO". 

El Risco en la actualidad


El declive del Monasterio se acentúa durante el siglo XX, en el cual se tiran paredes en ocasiones para sacar piedra y en ocasiones sólo por vandalismo de gente sin el menor respeto ni conocimiento. Recientemente ha sido incluido en la lista roja de monumentos en peligro de ruina que elabora la asociaciónb “Hispania Nostra”.

Todavía hoy se pueden contemplar los empedrados caminos, algunas paredes de su fábrica, las terrazas, los restos del acueducto de abastecimiento de agua y otros servicios.

La iglesia gótica original está muy deteriorada, no obstante, se pueden ver los restos del ábside, de capillas y un arco completo de medio punto en una de sus entradas. Además se distinguen perfectamente los restos del claustro y los potentes muros escalonados que separan las construcciones del monasterio, tanto las que estuvieron habitadas por los monjes como otras más modestas separadas del conjunto principal. 

Lo que más llama la atención en la actualidad es la magnífica torre construida muy posteriormente, a la que se puede acceder a través de una escalera de caracol. Esta construida en bloques de granito perfectamente tallados y de estilo herreriano. 

Una inscripción sobre el campanario nos informa: “Hízose siendo prior Hernando de Zaleta (?) en 1.776”. 

Curiosamente, de la misma fecha es una grabación que se conserva en una portada de un edificio particular en la localidad de Amavida, con una inscripción que dice “Hízose siendo prior el padre maestr(?) presentado(?) Fr. Juan Ximenez año 1776. Santa María del Risco (...?)NCELO AUREO” (¿cambiaron de prior en ese año?)

 
     



En las rocas sobre las que se apoya existen varias oquedades naturales donde se pueden observar marcas rupestres geométricas como cazoletas y hendiduras, una conocida como “la pisá” de la cabra y otra que podría interpretarse –con imaginación- como una cabra, además de varias cruces.
 


También cercano a las ruinas del convento existe un pequeño abrigo, una oquedad entre grandes rocas, que da acceso a una plataforma sobre la que están grabados unos petroglifos.
 
Hasta ahora no ha sido posible identificar la época ni el significado. El petroglifo está compuesto por dos círculos, uno de radio doble que el otro, separados por un triángulo. 


El triángulo podría ser representación de un monte y los círculos representación del sol y la luna, interpretación que vendría avalada por estar orientados hacia el llamado Risco del Sol, pico situado al otro lado del Valle Amblés, en la sierra de la Paramera.


Punto de mira:
 
Desde lo alto de la torre de este antiguo complejo de construcciones, se divisa toda la comarca, flanqueada suavemente por la Paramera al Sur, la Serrota al Oeste, la Sierra de Ávila al Norte, y a lo lejos, en los días muy claros, se llega a ver hasta Navacerrada y la conocida montaña de la Mujer Muerta, ya en Segovia. Los más atrevidos pueden subir a lo alto y contemplar, desde sus enormes vanos de piedra y ya sin campanas, el paisaje rocoso en un caso, montañoso hacia la Serrota y llano de cara al valle, que se contempla desde lo alto. Es fácil imaginar tropas de guerreros, rebaños, pastores y caminantes llegando hasta estas tierras, o pasando de largo, ajenos al esplendor de este lugar.

Cruce de caminos

El monasterio de Nuestra Señora del Risco es punto de encuentro de caminos bien definidos, asentados en piedra, en otras tantas direcciones: Amavida, Villatoro y Vadillo de la Sierra. Es fácil distinguir sus huellas y ver dónde se dirigían.

Durante mucho tiempo, este recinto conventual se consideraba “tierra de nadie”. En el año 2000, el Ayuntamiento decidió registrarlo con titularidad municipal, con toda la responsabilidad que ello supone. Ahora los caminos hasta este lugar ya no son tan complejos y se puede acceder tanto desde Amavida como desde Vadillo de la Sierra. Ahora los visitantes que habitualmente se dirigen al lugar pueden estar seguros de que hay alguien que les observa. Cuidan de que al menos los restos del Risco se mantengan firmes. Tanto como su historia.
 

Como llegar

“Cuando los frailes hicieron el convento aquí, por algo fue”. Buen argumento el de Jesús, mientras caminamos entre tomillos, espliego y lavanda hacia un punto: el antiguo monasterio de Nuestra Señora del Risco, que se encuentra en las inmediaciones de la localidad de Amavida (Ávila). Un camino que comienza entre chopos y robles, envuelto en la magia de lo que queda por descubrir.
Aunque quizá el misterio sólo esté en las aspiraciones del que se acerca a conocer este bello lugar de la comarca abulense del Valle Amblés. Desde el pueblo parece una mota en el horizonte, una torre lejana y misteriosa que parece haber nacido del propio pedregal que la rodea.



Desde Ávila, por la N-110 Soria-Plasencia, a 32 kilómetros. 

Hay que cruzar la localidad de Amavida y seguir de frente por un camino durante algo más de 3 kilómetros. Habrá que tener cuidado con algunos desniveles. El vehículo se puede aparcar en una explanada a los pies del monte. 
A partir de este punto el camino se tiene que hacer a pie durante algo más de un kilómetro, cruzando varios campos en los que se pueden contemplar grandes robles, uno de ellos, de unos seis metros de diámetro, es considerado el mayor de la zona. 



También cabe la posibilidad de acceder desde la carretera que se dirige a Vadillo de la Sierra. Hay que dejar el vehículo en la linde de la carretera y seguir a través de prados casi en línea recta. El recorrido es algo más largo, caminando unos tres kilómetros.



José María Hernandez Escorial, en su primer número del "Papel de Villatoro, redacta un fabuloso articulo que nos ayuda a conocer con mucho mas detalle la historía del 
Monasterio de Ntrs. Sra. del Risco:


Aquí se recoge un pequeño resumen de este articulo, para poder leerlo entero haz click en la imagen.


[...]  Desde el siglo VI al XVII, toda batalla ganada, suceso memorable ocurrido e imagen aparecida,  se conmemora con la fundación de un monasterio, por lo que crecen sin número. Estas casas monásticas no pueden ser olvidadas por ser refugio de hombres sabios, laboriosos y personajes ilustres. [...] es hacia mediados del siglo XIV, cuando fue hallada prodigiosamente una imagen de Ntra. Sra. de las Angustias, recibiendo el titulo del lugar donde fue encontrada, un agreste cerro que hay por encima del pueblo de Amavida [...]

Años más tarde, a primeros del siglo XVI, ya existía una ermita en honor a Ntra. Sra del Risco, habitada por monjes, dando licencia en 1525, Francisco Ruiz, obispo de Ávila para que"...Francisco de la Parra y el Padre Valverde, pudieran vivir en la ermita de Ntra Sra del Risco, prediquen en ella y en todo el obispado, exhortando a todos que traten bien y caritativamente a los religiosos..."[...]

Era el comienzo del convento que llegaría a perdurar 310 años, viviendo en el cenobio monjes de la orden de San Agustín, entre ellos personajes insignes por sus cargos, su ciencia o su santidad [...] el Monasterio de Ntra. Sra. del Risco, constituyo un importante centro de evangelización y prácticamente el único centro cultural durante la Alta Edad Media en el alfoz de lo que hoy es la provincia de Ávila. [...]

El 15 de Noviembre de 1564, los religiosos agustinos del Risco reciben la licencia para poder pedir lismona en todo el obispado.

 

Son años en los que los Agustinos, con Fray Luis de León a la cabeza, polemizan con los Dominicos, por una especie de monopolio que estos últimos querían para la enseñanza de la Teología. 
La imagen debió ser muy venerada por los habitantes de los lugares limítrofes como se deduce de diferentes fundaciones y testamentos que se realizaron hasta su exclaustración. [...] A estas fundaciones y testamentos, hay que añadir la renuncia a los bienes propios, que hace varios frailes novicios del convento,  por lo que se puede decir que en estos años, el monasterio conoció su mejor momento debido a varias razones: el patrimonio adquirido a través de fundaciones y testamentos, las cotizaciones de los vellones de la lana en el exterior y que la cabaña de ganado mesteño estante y trashumante alcanza su mayor numero. [...] no es de extrañar por tanto que los bienes del convento en el siglo XVI -XVII fuesen cuantiosos, teniendo propiedades el cenobio en Amavida, Poveda, Pradosegar, Muñotello, Villatoro, San García, Vadillo, Velada, Santa Cruz y Mombletran [...]

 Por ejecutoria y privilegio del rey Felipe V el 14 de noviembre de 1710, los ganados del convento estaban exentos de pagar servicio y montazgo [...] el ganado de iglesias y monasterios, podían pastar en todo el reino o donde pastase el ganado real. [...]

Las relaciones del convento de Ntra Sra. del Risco de la orden de Nuestro Padre San Agustín con el concejo de Villatoro empezaron a ser muy conflictivas, siempre por el aprovechamiento de las dehesas que utilizaban los eclesiásticos, lo que les llevo a un continuo pleiteo con los lugareños [...]

La guerra de la Independencia es elemento clave en la producción lanar y es al producirse la invasión francesa cuando los monjes tratan de poner a la cabaña a buen recaudo, aunque no pueden evitar graves daños en la ovejas, por lo que en 1811 la arriendan a la Marquesa de Lozoya, pagando 4 reaes por cada cabeza en renta anual [...]

Aprovechando la entrada de los franceses y el desconcierto, el convento fue casi enteramente destruido por los paisanos, debido al odio acumulado y a los abusos de los frailes durante años. [...] restableciéndose a duras penas cuando fueron expulsados los franceses a partir de 1814, pero ya nada es igual: la raza merina se ha extendido por Europa, baja la rentabilidad de las explotaciones, el rompimiento de cañadas y la pérdida de privilegios hace que el Monasterio pierda cabezas de ganado, y no aparece en la contabilidad de hacienda. Se tiene que hacer frente a cuantioso gastos de facturas de albañilería y carpintería para el mantenimiento de la hacienda, y se ingresan cantidades insuficientes de rentas de las fincas que no cubren los gastos, como se puede ver en el cuadro siguiente:
 

En 1835, únicamente quedaban en el cenobio el prior Fray Andrés de Carrión o Carrascos, cuyo traslado estaba previsto a Mobeltran aunque murió antes en Villatoro, el sacerdote Fray Eusebio Moreno que fue a residir a Muñana y Fray Enrique Villalba que lego su marcha a Amavida.

La mayor parte de ropas y alhajas de dicho convento, así como la Santísima Virgen, fueron bajadas a la parroquia de Villatoro.
Pero no solo Villatoro fue quien heredo los bienes del Risco, así uno de los ternos y algunas cosas más fueron a Piedrahita, otro terno, el  mejor que tenían los religiosos se lo llevaron al convento de la Santa en Ávila, la imagen de San Agustín fue para la parroquia de Vadillo de la Sierra. A Ávila fueron también dos misales de la orden para el santuario de Ntra Sra de Sonsoles, así como para las parroquias de Santo Domingo y San Pedro, e incluso a la Catedral del Salvador de Ávila llego algo de Risco.

El 29 de Octubre de 1835, afectado por el primer decreto de exclaustración referente a los conventos que no tuviesen un mínimo de doce religiosos, se determina la finalización y exclaustración del monasterio de Ntra Sra del Risco, por el comisionado Gaspar Domínguez.



Actualmente en este Monasterio, no quedan más que ruinas, si se exceptúa la torre de piedra, hechas durante el priorato de R. P. Fray Antonio de Eguileta en 1773, solida, de buena sillería y de traza sencilla, el resto ha ido hundiéndose y desapareciendo.

    




Tras las huellas de Fray Payo Enriquez de Rivera


AÑO 1.683
 
Fray Payo Enriquez de Rivera recorría con la mirada el amplio horizonte que desde las dependencias del monasterio podía disfrutar, al fondo las cumbres nevadas de Guadarrama y Malagón, de frente la espectacular silueta de la Sierra del Zapatero, casi a un tiro de piedra la mole de la Serrota y el marco del extenso robledal de Villatoro, y abajo el Valle Amblés salpicado por pueblecitos de nombres compuestos como Amavida (¡qué buen consejo!), Villatoro, Solosancho, Mengamuñoz, Muñogalindo, Pradosegar o Muñana. Pensando en los pueblos, se dio cuenta de que muy cerca había varios cuyos nombres hacían referencia a las aves, como Malpartida de Corneja o Grajos, lo que era natural, pues las aves se dejaban ver con facilidad, y no sólo los córvidos y los omnipresentes buitres leonados sino los buitres negros, los milanos negro y real o las águilas calzada, culebrera e incluso la enorme real. 

 

La Sierra de Ávila le proporcionaba la paz de la que no había estado sobrado durante sus andanzas por las tierras de la Nueva España. Fray Payo trataba de hacer resumen de su vida. Nació en Sevilla en 1612, hijo ilegítimo del Duque de Alcalá, virrey de Nápoles y gobernador del Milanesado, Fernando Afán de Rivera y Enríquez. Era costumbre de los poderosos –de los más civilizados- facilitar a sus retoños nacidos fuera del matrimonio la carrera eclesiástica, así que desde muy jovencito ingresó en los agustinos y se graduó en Teología, que impartió después en varios conventos (recibió parte de su formación en Salamanca). Fue prior en Alcalá de Henares. En 1657, le enviaron como obispo al otro lado del charco, a Guatemala, donde ejerció durante once años. No lo debió hacer mal, porque las crónicas nos cuentan que fue muy querido y que promovió la cultura y el progreso: llevó al país la primera imprenta (la cuarta en toda América), promovió la construcción de un hospital e incluso aprobó los estatutos de una nueva orden religiosa (los Betlemitas).
 
En 1670, fue nombrado obispo de Michoacán y arzobispo de México, y por azares del destino, en 1673, virrey “provisional” de la Nueva España, cargo que ejerció durante siete años con fama de hombre justo y emprendedor. Fundó la actual Ciudad Juárez, reforzó las tropas regulares con voluntarios que rechazaron varias veces a los ingleses, pacificó a varias tribus de Nuevo México, pero sobre todo, sería recordado por impulsar obras públicas por todo el territorio mejicano, como una gran calzada, un acueducto, 25 puentes de cal y canto, por iniciar la construcción de varias iglesias (incluidas la catedral y otra después destinada a Biblioteca Nacional) y por efectuar las imprescindibles obras de desagüe de la ciudad de México. En 1680, tras varios intentos anteriores, aceptaron su renuncia y un año después, donó todas sus pertenencias excepto un lienzo de la Virgen de Guadalupe, regresó a España y se retiró al abulense Monasterio de Ntra. Sra. del Risco. 

Tras su regreso, el papa Inocencio XI emitió un escrito honorífico donde le autorizaba a entrar con capa arzobispal en cualquiera de las Iglesias de España. No obstante su fama, vivió en El Risco de forma humilde y austera. Falleció en 1684 y fue sepultado junto al altar mayor de la iglesia del monasterio. Su memoria se perdió en España, pero no en América, donde se le reconoce como protagonista de una de las etapas más brillantes de la “Nueva España”. Al parecer, en la década de los cincuenta del pasado siglo XX, con el permiso de las autoridades españolas, una comisión de México efectuó una excavación para recuperar los restos de Fray Payo y darles sepultura en un templo mejicano.

Tras los ajetreos americanos, los paseos por la Sierra, contemplando desde su atalaya un paisaje tan amplio, le transmitían paz. Tanto como subir unos metros hasta llegar a contemplar la vertiente Norte de la sierra, con la Moraña al fondo y pasear por la dehesa de robles camino de Vadillo de la Sierra, donde pastaba el ganado. Un placer en cualquier estación del año, aunque en la primavera los campos se vestían de un verde inusual que había que aprovechar antes de los rigores del estío y tras los hielos del largo invierno. 

A veces iba hasta el puerto que atravesaba la sierra, a unas cuatro horas de distancia, donde se encontraba la ermita de Las Fuentes. Era un lugar especial, donde meditar, rezar junto a la talla de la virgen del siglo XII y beber agua de alguna de las dos fuentes que dan nombre al lugar. Además de lugar de culto, era hospedería para caminantes, pastores, arrieros y peregrinos. Más abajo, en el lugar llamado de “La Coba” había unas sepulturas talladas en la roca, al parecer datadas entre los siglos IX y XII. No eran las únicas de la Sierra, pues las había también en Cillán, en Oco, y en otros lugares, pero aquí había más y se conservaban mejor que en otros lugares.
 

  


Otras veces prefería bajar hasta Amavida por el camino empedrado y seguir hasta Villatoro, su castillo y su magnífica iglesia parroquial.
Cómo sospechar entonces que las huellas del monasterio estarían tres siglos y medio más tarde, perfectamente identificables en varias edificaciones de Amavida, que las campanas del monasterio seguirían tañendo en Villatoro, donde además se conservaría la antigua y venerada imagen de la Virgen de las Angustias.
Durante los últimos años de la reconquista se popularizó la imagen de la Virgen de las Angustias, que fue la que según la tradición se encontró en una gruta donde se construyó el convento. En la actualidad la Virgen se conserva en la iglesia de Villatoro junto con varias tallas y dos altares también procedentes del Monasterio.



 


 
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Asociación Cultural Peña "El Risco" de Amavida, Ávila.

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